La historia de Betsabé
Una de las figuras femeninas más controversiales del Antiguo Testamento, se entrelaza profundamente con el mayor pecado de David, el rey icónico de Israel. Aunque en muchos relatos bíblicos ella aparece en segundo plano, su papel en los eventos que marcaron la vida de David y el linaje de Israel plantea una pregunta central: ¿fue ella una víctima o una villana?
Betsabé era la esposa de Urías
un leal soldado hitita del ejército de Israel. Mientras su esposo estaba en el campo de batalla, David, que se encontraba en su palacio y no en la guerra, observó a Betsabé mientras realizaba un baño ritual de purificación. Impresionado por su belleza, David, movido por sus deseos, mandó traer a Betsabé, y con ella cometió adulterio. Cuando Betsabé quedó embarazada, el rey intentó ocultar su pecado, enviando a Urías a casa para que estuviera con su esposa. Sin embargo, Urías, fiel a sus compañeros de guerra, se negó a disfrutar de privilegios mientras ellos luchaban.
Ante esta situación, David optó por enviar a Urías a la línea de frente en la batalla, lo que resultó en su muerte. Tras el duelo de Betsabé, David la tomó como esposa, quizás pensando que todo quedaría oculto. Sin embargo, Dios lo confrontó a través del profeta Natán, quien usó una parábola para exponer su pecado, llevándolo a un profundo arrepentimiento.
La Biblia presenta varias perspectivas sobre Betsabé.
Algunos han especulado que pudo haber sido imprudente al bañarse en un lugar visible, pero el texto bíblico no apoya esta teoría. En la parábola de Natán, ella es comparada con una oveja inocente, arrebatada de su dueño, sugiriendo que fue una víctima de las decisiones y deseos de David. A pesar de que la ley mosaica condenaba el adulterio con pena de muerte, Betsabé no fue castigada. Su papel, más allá de las circunstancias, fue crucial en el propósito divino, ya que de su unión con David nacería Salomón, el rey más sabio y próspero de Israel.